Chamical: Te acordas de don Cucurucho Martínez?, vendedor de ilusiones


Ese fue uno de los apodos, pero también le llamaban  " El Copitero" " El vendedor de lanitas", " Don cucurucho" "El Señor de los Copitos" este último en una crónica que escribió Fernando Bazán, al momento de su muerte. Lo cierto es que durante años hacían cola los chicos y grandes también para comprar estos manjares, Recorrió cada lugar de La Rioja con sus máquinas, primero era a fragua, luego a pedal, después a gas montada en una bicicleta y por última la eléctrica.
Una historia ligada al trabajo desde muy pequeño en la casa de sus padres Don Alejandro  Martínez (herrero muy conocido y también vendedor de Copitos) y Doña Rosa, junto a dos hermanas Elida y Margarita. En la casa ubicada entre las calles Roque Sáenz Peña y Majul Ayan, justo en la esquina, allí se resguarda la historia de un hombre que nació un 9 de Octubre de 1.949, según dice su documento con el nombre de Juan Carlos Martínez. Aprendió el oficio de herrería junto a su padre y también junto a él, fabrican la primera máquina de copos allá por el año 1963 más o menos, Su hija le cuenta a www.infochamical.blogspot.com nos contaba anécdotas como las que se iban a vender con su papá a las fiestas de "Las Padercitas" en las clásicas fiestas de La Rioja. Siendo muy joven ya tenía responsabilidades. Entre otras cosas que él hacía (cuando lo dejaban sus ocupaciones) era jugar el futbol, fanático de Tiro Federal y Boca, fue integrante del equipo de Tiro y lo llamaban "el corredor, el más rápido" así lo recuerdan sus amigos de la época. Su hija también cuenta a nuestro diario; Mi papá fue, además, lustrabotas, lechero, panadero, albañil, ingresó a la Policía de la Pcia y cumplido los años se retiró en 1996, de allí en más después de haberce dedicado una vida a trabajar para criar a sus tres hijos  María Rosa, Carlos y Nely, y atender a su esposa Olga, sus máquinas de Copos, hechas con sus propias manos, pasaron a ser sus compañeras hasta transformarse en su hobby que solo se apagaron cuando se apagó su vida, alegraba fiestas infantiles, cumpleaños a cualquier edad, casamientos y por supuesto todas las fiestas populares gozaban de su presencia con su inconfundible flauta, que quienes la escuchaban de inmediato lo localizaban al Copitero. Recorrió con su bicicleta todos los barrios de CHAMICAL, acercando a cada niño su dulzura, Mi Padre de pronto fue abuelo, el más querido y malcriador de nietos, 8 en total. Generoso, buen amigo, solidario, amable, un gran vecino, un esposo abnegado, un excelente padre de conducta intachable que no descanso hasta ver realizados sus hijos y en eso su máquina fue una aliada. Gracias a su máquina y su oficio no nos faltó nada, la verdad nos sentimos ORGULLOSOS DE ÉL. Fue reconocido en algunas oportunidades y también sufrió intimaciones varias veces por su trabajo, en fin, tenía tan buen carácter que no se molestaba demasiado. Quizás sea una ocurrencia pero me encantaría que su andar quedé plasmado en algún rincón de su querida ciudad, para inmortalizarlo porque se lo merece.


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